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José María Rebés

Uli Derickson: el valor de una TCP (14/6/1985)

 Fecha y hora de inicio
 
08/08/2014 13:13:51
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Uli Derickson no eligió convertirse en heroína, ni siquiera eligió ser valiente. Hay cosas que se llevan dentro y afloran cuando deben, porque de eso se trataba: de un deber asumido y de una ocasión de mostrar la implicación personal en ese deber.

Uli Derickson nació en la República Checa, su nombre de soltera era Ulrike Patzelt. Nació tal día como hoy, el 8 de agosto de 1944, hace hoy 70 años, pero ella no los podrá celebrar, desafortunadamente murió de cáncer en 2005. Pero muchas otras personas celebrarán su aniversario y la recordarán hoy con respeto y quizás con amor, porque ella ayudó a salvarles la vida.



Fue el 14 de junio de 1985. El vuelo 847 de la TWA (Trans World Airlines) despegó de El Cairo (Egipto) con destino San Diego (California, EEUU). Se trataba de un Boeing 727-231/Adv, el N64339 (no el de la foto, no lo tenemos en AC, pero sí el mismo modelo de avión). El largo recorrido hasta San Diego incluía varias paradas: en Atenas (Grecia), Leonardo da Vinci (Fiumicino) de Roma (Italia), Logan en Boston (Massachusetts, EEUU) y por fin llegada a San Diego. A bordo 8 tripulantes y 145 pasajeros, estos repartidos en primera clase y clase turista.

Después del despegue de Atenas la TCP Uli Derickson se encontraba atendiendo a los pasajeros de primera clase cuando un pasajero, de un grupo que gritando en árabe se levantaron de sus asientos, la amenazó apoyando la boca del cañón de una pistola en la cabeza de la TCP. "¿Qué es lo que quieres?" le dijo ella aparentando estar calmada. Al darse cuenta de que los secuestradores no hablaban bien el inglés ella dijo en alemán: "Soy alemana, quizás os pueda ayudar". Un secuestrador hablaba alemán (nada extraordinario, en Alemania había muchos emigrantes del Próximo Oriente) así que de repente Uli Derickson se convirtió en interlocutora obligada de los secuestradores, siendo además la única de la tripulación que hablaba alemán, y por lo tanto la única en poder hacer esa tarea. Los secuestradores querían la liberación de 700 musulmanes prisioneros en cárceles israelís, chiíes como ellos, de las organizaciones Hezbolá y Yihad Islámica. Los pasajeros y la tripulación no podían conseguirlo, pero serían los rehenes antes el mundo, y morirían si Israel no liberaba a los presos.

A sus 40 años, casi ya 41, Uli era una mujer que podía resultar muy atractiva para los jóvenes secuestradores, que andaban por los 20 años, pero también tenía edad como para poder ser su madre. Así no solo fue la necesaria interlocutora, sino que pudo hacer desde un punto de cierta superioridad psicológica. Pero todo eso llegaría después. La primera petición de los secuestradores fue acceder a la cabina de pilotaje. Los protocolos de seguridad del año 1985 nada tenían que ver con los actuales, sucesos como los del 11-S en los EEUU cambiaron mucho esos protocolos, de tal manera que hoy en día los secuestradores no habrían conseguido acceder a la cabina, pero en aquel 1985 las cosas eran muy diferentes.

Una vez en cabina los secuestradores exigieron el desvío del avión hacia el aeropuerto de Argel (Argelia), y comunicaron a la tripulación su intención de no dañar a ningún miembro de la tripulación, solo querían poder plantear su petición a Israel. Tranquilizada por esas palabras, Uli Derickson decidió entonces que aprovecharía su posición para proteger en lo posible a los pasajeros. Era su deber. "No importa lo difícil que pudiera parecer la situación, nunca dejé de verlos como seres humanos", dijo tiempo después hablando de los secuestradores. "Si no lo haces puedes darte por vencido".

El piloto informó a los secuestradores que Argel quedaban más allá del radio permitido por el combustible remanente, a lo que los secuestradores exigieron que aterrizaran el avión en Beirut (Líbano) a fin de repostar combustible y seguir camino después hacia Argel.

Tras aterrizar en Beirut la TCP Uli movió ficha: tenía que conseguir la liberación de cuantos pasajeros pudiera. Pidió a los secuestradores que dejaran en libertad a las mujeres y a los niños, "dejen que se vayan, tienen a los hombres y nos tienen a los tripulantes". Los secuestradores se negaron. "Dejen entonces que se vayan las mujeres ancianas y los niños", argumentó, "a cambio del combustible". Y sorprendentemente los secuestradores aceptaron la sugerencia, así es que 17 de las mujeres de más edad y 2 niños pudieron desembarcar en aquella primera escala. En realidad Uli tuvo que forzarlos a desembarcar, el Líbano estaba entonces envuelto en una guerra civil y Beirut no era una ciudad segura. El descenso se realizó por una de las rampas de emergencia del avión.

Ciertamente el éxito reafirmó anímicamente a Uli, posibilitando además un papel de intermediaria más allá del deber de tripulante. Para Uli el diálogo era su mujer arma, se dio cuenta de ello, y decidió hablar con los secuestradores de temas de la vida cotidiana, como qué deportes practicaban, cuáles les gustaban, habló sobre el Corán, les ofreció té, les habló de su propio hijo, de 7 años, que la esperaba en América. Consiguió conmoverlos de alguna manera: "debería estar en casa con tu familia", le dijeron.

En ese clima de diálogo informal fue ella introduciendo peticiones simples, fáciles de cumplir: que dejaran ir al lavabo a quienes lo necesitaran, que dejaran a una mujer embarazada sentarse en un sitio más cómodo para aguantar mejor tantas horas sentada, peticiones que una detrás de otra fueron aceptadas. Pero mientras tanto, y por orden de los secuestradores, Uli tuvo que recoger los pasaportes de todos los pasajeros: los secuestradores querían identificar a los judíos. Ella recogió los pasaportes, y siguió negociando con los secuestradores: "los pasaportes no indican la religión de la persona, no es posible saber quién es judío", les indicó. Por si acaso, consiguió escamotear de la vista de los secuestradores aquellos pasaportes de personas con apellidos claramente judíos.

El Boeing aterrizó en Argel ese mismo día, por la tarde. Allí los secuestradores se encontraron con un inesperado problema: el personal del aeropuerto se negó a repostar de combustible el avión sin el pago previo del combustible. Obviamente no se fiaban de poder cobrar ese combustible con posterioridad, y tampoco veían con buenos ojos que el avión secuestrado permaneciera en su aeropuerto, debía marcharse. Los secuestradores se enardecieron, no podían quedarse y no podían marcharse, nadie parecía querer escuchar su exigencia de la liberación de 700 presos musulmanes, aquello podía acabar en una tragedia, empezaron a amenazar con matar indiscriminadamente a los pasajeros. "¡Págales tú el combustible!", le dijeron en un momento dado a Uli Derickson. Y lo hizo, aceptó un cargo de 5.500 dólares en su tarjeta de crédito (de la Shell Oil, para mayor ironía). Durante las negociaciones que se sucedieron ella consiguió la liberación de otros 20 pasajeros, que descendieron allí en Argel.

El combustible, 6000 galones, permitió al avión volver a Beirut, adonde llegó en la noche de ese mismo día. En este punto del secuestro los secuestradores se mostraron muy agresivos con la tripulación, su impaciencia y desesperación iba en aumento, la situación se volvía muy peligrosa para el pasaje y la tripulación. Durante el vuelo hacia Beirut los secuestradores tenían ya localizados al menos a tres pasajeros militares de los EEUU: Robert Dean Stethem y Clinton Suggs, buceadores de la Navy, y Kurt Carlson, un oficial del ejército en la reserva. A los tres los golpearon sin clemencia, con un apoyabrazos que arrancaron de uno de los asientos del avión.

Durante el vuelo Uli Derickson consiguió servir algo de comida a los pasajeros: tortillas recalentadas. Tras hacerlo se sentó cerca de los secuestradores, y comenzó a cantar en voz baja para ella misma, quizás para liberar sus propias tensiones, o quizás para liberar las de ellos. Tarareó la canción de cuna de Johannes Brahms, y mientras ella cantaba pareció que los secuestradores se relajaban. Fue entonces cuando el secuestrador que hablaba alemán comentó que le gustaría casarse con ella. "Este no es ni el momento ni el lugar para hablar de eso", le contestó ella, y lejos ya de la mirada del secuestrador rompió a llorar.

Al llegar a Beirut dispararon en la sien a uno de los militares, a Robert Dean Stethem, un chaval de 23 años, que murió en el acto. Lo hicieron lejos de la mirada de Uli, en el otro extremo del avión, lejos de donde ella pudiera salvarle. Después dejaron caer su cuerpo a la rampa por una de las puertas, y le siguieron disparando. Querían más combustible, y esa era su medida de presión para obtenerlo, tenían que demostrar que estaban dispuestos a todo, que las palabras ya no bastaban. Las iras de los secuestradores se volcaron entonces en Clinton Suggs. Siete pasajeros que parecían tener apellidos judíos fueron entregados a los musulmanes chiíes del aeropuerto de Beirut, que entraron el el avión para ayudar a los secuestradores. Llevaron a esos judíos a una prisión islámica, mientras que una docena de los que entraron en el avión permanecieron en él reforzando a los secuestradores.

Con el nuevo combustible ya en los tanques el avión partió de nuevo hacia Argel. Claramente los secuestradores no sabían qué hacer ni cómo conseguir sus fines, en Beirut se sentían amenazados y demasiado cerca de un posible ataque por parte de fuerzas de Israel, y en Argel no los querían, pero decidieron volver a Argel, al menos allí no podrían actuar fuerzas israelís.

Al llegar a Argel los secuestradores liberaron a 65 pasajeros más y a todas las TCPs mujeres, entre ellas a Uli Derickson. El avión volvería más tarde de nuevo a Beirut llevando a bordo 39 pasajeros norteamericanos, aun cuando la intención inicial fue la de volar hacia Teherán, no quedando claro por qué al final volvieron a Beirut. Allí permaneció 17 días más hasta que Israel consintió en intercambiar los rehenes del avión por 31 de los presos musulmanes, solo 31 de los 700 que les secuestradores habían exigido desde el inicio.

Saludos,

José María
Notas:
- Los 5.500 dólares le fueron reembolsados a Uli Derickson
- El asesino del buceador norteamericano fue detenido y condenado a cadena perpetua en Alemania, aunque fue liberado tras 19 años en prisión, a pesar de la petición de extradición de las autoridades norteamericanas
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Respondido por
Adolfmalet-Spotters Barcelona-El Prat

 Respuesta 1
 
08/08/2014 19:46:24

En el accidente del Super Constellation del año 1.960 en BCN pude constatar el valor de la TPC de aquel vuelo, en todo el revuelo producido por el accidente, habia un señor desesperado buscando a su mujer,la TPC ni corta ni perezosa entró por la puerta trasera que habia quedado a ras de suelo para ver si quedaba alguien en el aparato intentamos disuadirla yá que el avión estaba ardiendo y habia mucho humo en la cabina de pasaje,poco es lo que vimos ninguno de los tres y haciendo salir a la TPC se desmayó el bombero púes le habia entrado humo por debajo del capuchon para la protección del fuego,a rastras lo puse fuera del aparato.
Esta es una anecdota para demostrar el valor de la TPC y tambien el compañerismo qué imperaba en aquellos tiempos en LEBL.
Salludos. adolfmalet 1.937.




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